lunes, 1 de junio de 2009

Samalayuca, Ecos en la piedra del Desierto



Por: Fausto Gómez Tuena (documento bajado de internet)

El propósito del presente trabajo es tratar de entender un poco a los primeros pobladores de Juárez para poder reforzar el trabajo creativo que se desarrolla en los talleres de artes visuales de la UACJ. Es decir, la mirada al pasado siempre es importante y da pie a nuevas formas de ver y entender el mundo del arte contemporáneo.

Cosas obvias, en la época en la que se tallaron los petroglifos de Samalayuca alrededor del 1300 d. C. las fronteras entre México y Estados Unidos no existían, esa cicatriz vino después, sólo existían las montañas y un río en medio del desierto. En términos geológicos la geografía no ha cambiado casi nada, tan sólo es un pestañeo. Por otro lado, tampoco había materiales de dibujo, ni herramientas de escultura que hicieran el trabajo más fácil. Sólo contaban con sus manos y la naturaleza para hacer lo que hicieron. Claramente ahí damos muchas cosas por sentado cuando hacemos arte.

Metidos en las dinámicas del mundo posmoderno, contamos con todas las herramientas necesarias para producir objetos de arte, muchas veces embelesados por la premisa del arte por el arte. Este trabajo, por ejemplo, fue elaborado con la ayuda de una computadora conectada internet y tiene fotos de la zona tomadas con una cámara digital, el dedo índice sobre el mouse fue el esfuerzo físico más grande que hice para conseguir la información. Eso me molesta, pero al mismo tiempo una parte perversa en mí le agrada y no puede evitar viajar por la red en busca de información, amen de otras cosas que surgen por accidente.

Por eso decidí que el trabajo debería de tener dos componentes, uno escrito que explicará mis sensaciones y otro plástico, partiendo de la experiencia en la zona de Samalayuca en compañía de mis alumnos y algunos profesores. Con la condición a priori de que en el trabajo plástico no se usará ninguna de las herramientas tradicionales con las que se cuenta en los talleres. Esta es entonces la parte escrita.

La Cultura Mogollón


A través del desierto de Chihuahua, el suroeste de Texas y el sureste de Nuevo México existió y desapareció una cultura misteriosa y nómada llamada Jornada Mogollón[1], la cual se sitúa en el tiempo entre los años 600 a. C. al 1300 d. C. y es probablemente la responsable de haber tallado los petroglifos de Samalayuca.

Le gente del Mogollón en Samalayuca es increíblemente sorprendente, primero porque el lugar en el que decidieron vivir es uno de los espacios más inhóspitos del planeta con temperaturas que van desde los 44º C. en verano hasta los -16º C en invierno y que de manera misteriosa estuvieron habitados. Cualquiera que se de una vuelta por el norte de Chihuahua puede constatar que la vida no es fácil para la gente en estos días aun cuando tenemos climas artificiales en las casas y pocos se bajan del coche para dar una caminadita por ahí, mucho menos para aquellos que no tienen esas comodidades y mucho menos para la gente Mogollón. Segundo, porque a pesar del clima sufren la escasez de animales, vegetación desértica no muy comestible y probablemente la falta de agua para el cultivo, el ganado o la supervivencia diaria. Aun bajo condiciones extremas a estos angelitos les dio tiempo para crear arte, y no un arte fácil en términos físicos, sino un arte que implica partirse el cráneo debajo del sol tallando piedra. No se sabe a ciencia cierta mucho sobre está gente y según el arqueólogo Francisco Mendiola la información que se tiene sobre sitios arqueológicos en el estado de Chihuahua se está empezando a catalogar contra viento y marea; principalmente por falta de apoyo y en lugares privados que sufren continuamente de abandono, vandalismo y robos. No así en los Estados Unidos que las zonas están perfectamente resguardadas y los visitantes pueden visitar las zonas en andadores de concreto, con cadenas para que no te pases y guías que se saben de memoria los datos más básicos. El primer y tercer mundo.

La gente Mogollón regó por toda la zona galerías de arte en piedra con imágenes impresionantes cuyos significados nos eluden y son libres de interpretación, lo cual las hace aun más interesantes.

Sí la arqueología va en función del espacio, la cultura y el tiempo como dice Mendiola entonces un asentamiento en Samalayuca es peculiarmente raro. ¿Por qué específicamente ahí y no un poquito más al norte? Unos pasitos más y se pudieron haber instalado cómodamente en las orillas del Río Grande. Probablemente la existencia de un ojo de agua a las faldas de la sierra sea un factor, pero no es determinante, la vida es mucho más fácil a las orillas de un río. Luego un elemento más al misterio son otros petroglifos en la zona hacia el noreste y curiosamente también alejados del río en un lugar llamado Hueco Tanks, en el Paso, Texas. Lo que me hace pensar que estos espacios eran para rituales y no asentamientos humanos hechos y derechos.

Hacia el sur los estudios señalan que el lugar más importante a cerca de 300 Km. en esa época era Paquimé situado en lo que hoy es la ciudad de Casas Grandes y era el centro comercial más importante del norte de México que se desarrolla entre el 700 y el 1500 d. C. y el cual tubo su apogeo entre el 1300 al 1450 d. C. más o menos cuando los Mogollón estaban tallando la piedra en el norte.

Samalayuca lugar sagrado

No lo sé, pero quiero pensar que Samalayuca no es un lugar común, sin descartar que cuando uno lo piensa cualquier objeto de más de 100 años de antigüedad ya es de por sí poco común, a lo que me refiero es a que es especial, diferente. A lo mejor ésta gente del Mogollón vivía cerca del Río Grande y usaba estos espacios sólo como lugares sagrados, lo cual me agrada porque los símbolos tendrían implicaciones simbólicas trascendentales. Sí fuesen verdaderos asentamientos, con varias familias viviendo en el sitio los símbolos serían como lo que es hoy la iglesia del pueblo y su valor simbólico se desmitifica un poco.

No es lo mismo hacer el sacrificio de llegar al sitio, a que el lugar este atrás de casa, y es una de las premisas que me hace pensar en Samalayuca en un lugar muy especial. Es una de varias posibilidades y como no hay documentos escritos de la época puedo darme el gusto de discurrir sobre sí eran asentamientos propiamente dichos o no, basándome en el hecho de que entre Hueco y Samalayuca está un Río que en esa época y por las condiciones climáticas debió haber sido de respeto y veneración.

La primera posibilidad es asumir a Samalayuca como un asentamiento humano conformado por varias familias viviendo a las faldas de la montaña. La segunda posibilidad es que fuese un lugar sagrado y que el asentamiento se encontraba cerca del río. La segunda idea me es mucho más interesante en términos del arte porque implicaría que el sitio no es un lugar común sino un espacio de reverencia cargado de significados. Sí el caso fuese la primera opción, mirando el mapa los puntos rojos representan Samalayuca y Hueco, de ahí fácilmente se puede inferir que ésta gente era francamente masoquista o gustaba de la mala vida y que probablemente habían arrastrado a la familia a punta de garrotazos para establecerse ahí. De otra manera no me lo explico, pero tampoco puedo negar que exista gente así. El problema es que a 30 kilómetros al norte había un río y en con ello la subsistencia es mucho más fácil. Una constante de la vida es mantener la vida. Toda cultura tiene sus mitos más arraigados en la supervivencia de la familia, y aquí y en China la prole son lo más importante del mundo, hay que mantenerlos y darles la oportunidad de crecer de lo contrario llega la muerte. Por lo tanto, me resulta difícil pensar en Samalayuca como un asentamiento humano.

España y Francia tienen un paralelo similar, en las cuevas de Altamira en España y Lascaux que han sido estudiadas hasta el cansancio en sus 35,000 mil años de antigüedad. Son una muestra de lo más viejo que se conoce y poseen detalles importantes para entender el pensamiento mitológico del ser humano. Dos preguntas me gustaría analizar sobre los murales del pasado porque tienen cosas en común con Samalayuca ¿Por qué empieza a surgir el arte? ¿Por qué son los hombres -como género- los que dominarán el arte durante casi toda la historia del arte?

Para poder contestar ambas preguntas lo mas útil es estudiar el contexto desde un punto de vista académico, mitológico y un poco en broma; ya que sin más documentos que la propia obra todo son reflexiones. Por lo pronto, podemos estar 100% seguros que hasta donde se sabe no hay registros escritos que expliquen de manera indiscutible la intención de los artistas, pero las constantes se dan en todo el mundo.

Primero, y eso si lo sabemos porque los datos geológicos no cambian mucho en 35,000 mil años -apenas un pestañeo en la historia de una montaña- y ahí podemos asumir con facilidad y credibilidad que el sur de Francia y España gozaban de un clima similar al de hoy, relativamente benigno comparado con el norte de Europa que se congelan en invierno. Por lo tanto, es probable que por la zona hayan establecido su residencia los habitantes de la antigua Europa, dato que también se puede corroborar con la gran cantidad de vestigios que se han hallado por todo el territorio. La situación sobre la vida y la relación con el entorno siempre es crítica y muy significativa para las primeras culturas sobretodo cuando dependen de la naturaleza para subsistir.

Otro dato interesante común entre Samalayuca y en los análisis sobre las cuevas de Altamira, Lascaux es su localización. Resulta de lo más peculiar, están en lugares inaccesibles y son sumamente oscuras. Uno se pregunta ¿por qué? Se puede inferir igual que los de Samalayuca que estos antiguos pobladores también les gustaba la mala vida. Por lo tanto, un día encuentran la cueva, plantan casa y pintan las paredes sólo para adornar el hogar familiar. La inferencia aunque poco docta tiene sus fallas, no podemos asumir que esta gente fuese tonta, de hecho las pinturas muestran un gran poder analítico sobre la forma y nadie en su sano juicio vive en lugares incómodos, una de las primeras funciones de hogar es que prevalece hasta nuestros días es que sea seguro y cómodo.

Por lo cual habría que sugerir otra opción, y dejar de lado las cuevas como un lugar habitable. El espacio bajo estas condiciones de vida se torna en algo más que un refugio de los elementos o en un espacio de esparcimiento familiar, el argumento apunta hacia un lugar mágico, un centro espiritual cargado de misticismo. Es un lugar extraño y se especula que el lugar era de reverencia e iniciación. Lo mismo pensaría yo sobre las zonas de Samalayuca y Hueco.

La forma de los animales es diferente entre las cuevas europeas y Samalayuca. En Samalayuca están talladas en piedra y son de menor tamaño que el natural, mientras que en las cuevas los animales son representados de tamaño natural en la mayoría de los casos y están hechos con pigmentos vegetales y animales pero en ambos casos se puede apreciar una gran destreza. ¿Con qué fin? Las inferencias de nuevo pueden ser muchas, pero el espacio escondido e inaccesible implica la presencia de un lugar especial y venerado. En el análisis, los animales y las formas humanas se entrelazan en un mismo espacio. El animal es la principal fuente de vida, por lo que la coexistencia de ambas en el mismo espacio apunta metafóricamente hacia la vida, la parte esencial de la supervivencia. Las obra en su aspecto ritual, y no decorativo, honra al animal que habrá de morir para adueñarse a través de la imagen pintada de su espíritu.

Se ha visto que éste tipo de culturas cuando dependen de la naturaleza para subsistir, honran a la naturaleza, a las plantas y a los animales. Todos son seres importantes a los que hay que respetar porque son la fuente de la vida. No obstante hay una diferencia entre las culturas sedentarias y las nómadas, mientras las primeras honran el contexto inmediato coma al árbol, el río o la piedra; los nómadas honran el todo de la naturaleza, el viento, las montañas y al sol.

La constante animal y humana implica que la imagen es respetada a través del ritual donde se venera al ser que da la vida antes de morir. Matar se convierte en un acto de veneración y respeto para el que muere para dar vida. Para dar respuesta a la primera pregunta, el arte empieza a surgir para darle un sentido mágico y más amplio a la vida, el lenguaje artístico usado garantiza la continuidad, venera la muerte y asegura un ciclo de vida honrando uno de los primeros misterios y mitos de la vida como afirma Joseph Campbell, la vida vive matando[2]

Ahora bien, sí pensamos en Samalayuca como un lugar sagrado, entonces cada talla en la piedra está cargada de significados. Lo que sabemos de seguro es que la cultura Mogollón fue dejando huellas por todo el norte del estado de Chihuahua, el sur de Nuevo México y el suroeste de Texas, y en su paso a través del tiempo dejaron símbolos tales como figuras humanas, danzantes, animales, pájaros, serpientes algunas con cuernos y diseños geométricos.

De las investigaciones que se han hecho principalmente en los Estados Unidos existen en la zona cerca de 3000 hallazgos[3], entre petroglifos y pictogrifos, de la cultura Mogollón. La mayoría localizados han sido localizados en Estados Unidos porque en México apenas se ha empezado a documentar la información pero se estima que puede haber bastantes. Las investigaciones con radio carbono sugieren que los primeras pinturas fueron hechas alrededor del siglo VII. Las evidencias sugieren también el uso del peyote como parte de las ceremonias religiosas. El peyote es una raíz que aparte de crear alucinaciones es un inhibidor del hambre y la sed. Del hecho podemos asumir que el peyote pudo haber tenido varios usos. Cómo inhibidor sensorial podía hacer que la gente pudiese viajar y aguantar largos trayectos bajo las condiciones del desierto sin sentir cansancio. El otro es el uso ceremonial, un hecho que aun persiste hasta nuestros días entre los Rarámuris y algunas tribus del sur de Nuevo México.

Lo que no sabemos a ciencia cierta, es sí estos símbolos sobre la piedra tienen una relación estrecha con sus creencias religiosas, su relación con el medio ambiente y su ideas cosmogónicas, aunque las investigaciones sugieren que sí. Los estudios norteamericanos difícilmente se ponen de acuerdo sobre el significado de los símbolos y las evidencias son contradictorias en extremo. Por citar un ejemplo, Mendiola y Polly Schaafsma[4] sugieren que el símbolo inferior tiene una relación con Tláloc[5] el dios de la lluvia entre los aztecas, mientras que Helen Crotty dice que no, sugiere una influencia del los pueblos de Utah en los E.U.[6]. Tláloc es una figura importante dentro de las festividades y sería lógico pensar que en el contexto del desierto sea una figura importante pero el danzante (Kokopelli) asociado con la fertilidad y la cosecha también lo es.

De cualquier forma las interpretaciones sobre el significado de los símbolos han llegado al extremo ridículo. Kay Sutherland[7] una antropóloga cultural, al analizar una figura en Nuevo México dice que es un oso y otros especulan que en realidad es un puercoespín. ¿cómo se puede confundir un oso con un puercoespín? No tengo la menor idea. Algunos más sugieren que los lugares marcaban el espacio dónde se podía encontrar agua, límites territoriales o caminos fáciles. Lo que si es incuestionable es que es de la cultura Mogollón que habitó por estos lugares y usaba los espacios de manera muy especial.

Si los símbolos tienen una relación con Tláloc dios de la lluvia y las serpientes con cuernos con Quetzalcoatl. Kay Sutherland[8] más acertadamente sugiere que los Mogollón esculpieron en la piedra como un camino hacia el mundo espiritual, lo cual tendría una relación con Mesoamrica que usaban los símbolos para controlar a los dioses y el resultado sería que la cultura Mogollón es una mezcla de varias culturas en el contexto del desierto. Aunado a ellos la cantidad de formas encontradas necesariamente va ligada a una vida espiritual muy intensa.

El hecho es que en las interpretaciones se corren riesgos y el problema del arte hasta nuestros días es cómo miramos los símbolos y cómo sacar una conclusión acertada de ello. En el mundo contemporáneo que ama los términos científicos sería casi imposible, ya que de entrada no contamos con documentos escritos que expliquen un poco qué pasó, cómo eran y qué demonios hacían en medio de la nada.

Con la interpretación de los símbolos viene la tendencia a mirarlos desde la perspectiva del presente hacia el pasado. Es decir, la interpretación viene acompañada de un lenguaje que es aprendido e imposible de evitar, en la imagen inferior se representa por un círculo alrededor del ojo moderno.

E. H. Gombrich expone los riesgos de la interpretación ante los símbolos en su libro Gombrich Esencial[9], usando la imagen de un perro de un mosaico de Pompeya que se encuentra actualmente en el Museo de Nápoles. Explica que cuando vemos la imagen damos muchas cosas por sentado, asumimos una mirada universal y objetiva para todo. Eso siempre pasa con los símbolos que son fácilmente reconocibles.

Por ejemplo, supongamos que encontramos el anuncio en una calle de Juárez. El cerebro reconoce la imagen entre las cosas que ha ido aprendiendo a través de la vida. En este caso está fácil, sabemos que es un perro porque los conocemos de casa. De lo contrario no tendríamos idea de nada. Lo curioso es que la imagen tiene un letrerito debajo que dice cave canem que nos elude y que se traduce como cuidado con el perro. Si eso no lo sabemos traducir lo más probable es que acabemos siendo mordidos por el animal. Cómo reaccionamos ante las imágenes es un proceso aprendido y depende del círculo del lenguaje mientras más aprendemos, leemos, vemos y experimentamos más amplio es el círculo y mejor es nuestra interpretación. Pero hay que tener cuidado porque esto no implica que sea verdadera. Toda verdad siempre es transitoria, dice bien Saramago, y las verdades dependen de su tiempo y del contexto. La mirada al pasado siempre está filtrada por los ojos del presente y las conclusiones son contemporáneas.

Es el caso de los símbolos de Samalayuca, las imágenes están ahí y cuando vemos figuras como las de abajo, pensamos en términos simbólicos reconocibles en un lenguaje aprendido o buscamos relaciones con el entorno natural para ver a qué se parece.

Joseph Campbell narra un antecedente sobre el poder que tienen las formas simbólicas para el artista. En su libro El mito a través del tiempo[10], cuenta sobre una exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York donde un grupo de indios navajos fueron invitado a elaborar sus pinturas de arena, para sorpresa de todos los asistentes ninguna de las obras estaba totalmente terminada, cuando los curadores les preguntaron por qué no acababan esa en particular, los indios sonrieron y dijeron que si la completaban mañana todas las mujeres de Manhattan quedarían embarazadas. Lo cual es un punto trascendental para el arte de cualquier época, las imágenes tienen poder.

La idea es que dentro de las culturas mesoamericanas es difícil encontrar elementos decorativos dentro del arte precortesiano, desde las grecas en las pirámides de Mitla podemos ver elementos mágico espirituales[11], como sugiere Paul Westheim. La gran producción artística señala que desde la greca hasta los monolitos, el arte era intensamente mágico-religioso y cada línea tiene un significado dentro de la concepción cosmogónica indígena.

En las culturas mesoamericanas los dioses dominaban el destino de los hombres, pero a diferencia de otras religiones los indios mexicanos podían cambiar su destino con la magia[12]. El mundo de las imágenes tenía esa doble función, la de representar lo espiritual y a la vez influir cambiar el destino de los hombres a través de la magia.

La greca que aparece en Samalayuca, un elemento geométrico constante en casi todos los sitios arqueológicos, tan sencillo en su concepción, probablemente tenga un poder sobre los dioses. Cuando el chamán la tallaba sobre la piedra tal vez tenía la fuerza de cambiar el destino, hacer llover o mejorar la situación crítica del desierto.

La cultura del Mogollón produjo toda una cantidad de símbolos que apenas nos dejan ver un pedacito de su pensamiento sobre cómo se sentían en relación a la naturaleza, sus orígenes, por qué se decidieron a vivir en el desierto o cómo los símbolos podían ayudarlos a sobreponerse de la sequía y el hambre.

Me es difícil pensar que todo el trabajo artístico antiguo tenga un fin decorativo, en su lugar tenemos una riqueza metafórica impresionante. Lo único que queda son los imágenes en el desierto, los contenidos siguen siendo un misterio que hacen la simbología aun mas interesante porque están aun está libre a interpretaciones. En términos de la producción del arte contemporáneo resulta refrescante saber que hubo gente aquí con un pensamiento artístico muy complejo, rico en imágenes que aun tiene poder sobre nosotros.

Bibliografía

Campell, Joseph, Transformations of Myth Through Time, Harper & Row Publishers, 1990..
Gombrich, E. H.; Gombrich Esencial; Phaidon; 1996.
Mendiola, Francisco; El arte rupestre en Chihuahua, Colección Científica, 2002.
Westheim, Paul; El arte antiguo de México; Ed. ERA.
Sharp, Jay W; THE MOGOLLON, THEIR MAGIC;link: http://www.desertusa.com/ind1/ind_new/ind7.html; 2002.



Los Primeros Pobladores de Ciudad Juárez, Chihuahua




Hace 15,000 años nómadas, cazadores, y recolectores habitaban la región. Los primeros pobladores disfrutaban de la hermosura del sol del desierto y la tranquilidad de los verdes valles a la orilla del Río Bravo. Las culturas del desierto, la América Arida, la Oasis América dejaron su testimonio en los petroglifos de Samalayuca y en la no muy distante Ciudad de Paquime.

Nuestros cerros y montañas reflejan la grandeza de los que las habitaron: Piros, Sumas, Mansos, Jumanos, Atapascanos, Comanches y los poderosos Apaches. La imagen muestra la distribución de las poblaciones nativas en la zona.
Nuestros ancestros indigenas respetaban al Sol como el máximo de los dioses. Igual que los aztecas y los mayas sus preceptos religiosos, sus ceremonias, sus fiestas, y su vida toda se centraba en el astro rey. La "Solaridad" de la vida indigena es en relación a como todo su existencia se organizaba alrededor del concepto de un sol rector del orden y del universo.
Por lo anterior no es de extrañarse que los Franciscanos usaran a la Virgen llena de Sol, como instrumento principal de evangelización. El concepto de una Mujer trayendo la Buena Nueva impacto sus sentidos y aceptaron el mensaje evangelizador. Esa es la razón de la fundación de La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Indios Mansos del Paso del Norte, el 8 de Diciembre de 1659.
La tres ferias principales en nuestro estado eran la Feria de Santa Rita en Chihuahua, la Feria de San Cristobal (Valle de Allende) y la Feria de Nuestra Señora de Guadalupe en el Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, Chihuahua. Nuestra Feria de Nuestra Señora Guadalupe iniciaba el 8 de diciembre y terminaba el 31 de diciembre. Se hacian grandes fogatas que mantenían alumbrada la Sierra de Juárez (Cerro Bola) y las casas habitación se adornaban con candelarias, bolsas iluminadas por velas de cera de candelilla. Nuestros antepasados cocinaban panes en sus hornos y festejaban indígenas, mestizos, criollos y españoles con jaripeos, charreadas, corridas de toros, baile, y comida. Sin dejar de asistir a los eventos religiosos.